viernes, 30 de septiembre de 2011

Estar En Pareja

Tengo que admitir que la forma en la que más me gusta estar es en pareja. ¡Lo disfruto muchísimo! Me gusta querer y sentirme querido. Me gusta compartir, ser cómplice del otro, crecer juntos, admirarlo… Mucha gente me pregunta cómo le hago, entre tantas actividades, para estar en pareja. La respuesta es muy clara para mí: considero muy valioso el tiempo de estar con ese hombre que es mi pareja y se lo dedico por encima de muchas cuestiones más, que resultan ser menos importantes en la vida.

Me explico: tengo amigos que no se acuerdan de que están solos… hasta el viernes por la noche o un domingo en la mañana, porque el resto de su tiempo lo invierten en otras cuestiones valiosas. Es decir, tienen tiempo para verse bien, para ir al antro, para la uni, para la casa, para su vida social… pero en su esquema no habría tiempo para estar en pareja de lunes a viernes y todo lo que eso implica. Lo cual está bien, ¡si deciden, en conciencia, no tener pareja! El asunto está en desearla… pero no tener tiempo para ella.



Los que cuentan ya con una pareja, saben que hay que estar, dedicar, negociar con ella para estar en lo suyo y en lo propio, compartir, ceder, pedir… mantener una cotidianidad.

Mi mamá dice una frase que me ha marcado mucho en relación con la pareja: “Mijito, nadie se va de lo calientito”. Y creo que es cierto. Mientras mantengamos mutuamente el espacio de pareja calientito, no hay por qué no lograrlo, mientras sea un compromiso mutuo.


Cuando se quiere, se está. Y muy importante es el asunto del “mutuamente”. Es un esfuerzo de dos, con voluntad de dos, con ganas de dos, con entrega y compromiso de dos y parejo. ¡Qué fortuna vivir así! Cuando se encuentra esta gran posibilidad, vale la pena estar y vivir de a dos.

No hay príncipes azules como en los cuentos, ni princesas durmientes: nuestros hombres o mujeres son de carne y hueso. Es verdad, uno se encuentra en el camino al que es canijo y a otro que es peor, pero también hay la posibilidad de encontrarte a un ser con el que compartas la felicidad y hagan juntos el espacio lo suficientemente calientito para que perdure. No podemos negarnos a amar y ser amados por una pareja. Como dice una canción: si ya nos fue como en feria una y otra vez, hay que seguir mandando el miedo a otro pueblo… y volver a intentar.

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